Por: Thalía Fuentes Puebla, Ismael Francisco
El ballet, como expresión artística, te sumerge en un viaje hacia la perfección técnica y al deleite del cuerpo en una conjunción simultánea de la dinámica muscular y mental, que solo se logra con la armonía de los movimientos de sus bailarines. La magia del ballet, más allá de intentar entender la narrativa de una pieza, radica en el deleite.
Así, entre aplausos y ovaciones del público, se inició este 20 de octubre, Día de la Cultura Cubana, el XXVII Festival Internacional de Ballet de La Habana “Alicia Alonso” que hasta el 13 de noviembre será un espacio de confluencias entre reconocidos bailarines internacionales y del patio, estos últimos formados en la escuela de ballet cubana, con un prestigio consolidado gracias, en gran medida, a los aportes de la Prima Ballerina Assoluta, Alicia Alonso.
El talento de prestigiosos bailarines como Anette Delgado, Dani Hernández, Sadaise Arencibia, Darío Hernández, Chavela Rivera, Ányelo Montero, María Luisa Márquez y Yankiel Vázquez se conjugó en la pieza “Séptima Sinfonía”, con coreografía de Uwe Scholz y música de Ludwig Van Beethoven.
La orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana “Alicia Alonso”, bajo la dirección de Yhovani Duarte, acompañó con acordes cada uno de los pasos de los bailarines.
Este festival, que da comienzo a los festejos por los 75 años del Ballet Nacional de Cuba, es una prueba fehaciente de la voluntad institucional cubana de ponderar la cultura y regalar al público lo mejor del arte, ese que cura, que alegra, que salva. No se diga más. El telón ya subió para que el ballet sea el protagonista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario