Por: Roberto Chile
El 4 de marzo de 1960 estalla en el puerto habanero el vapor francés La Coubre, que traía a Cuba un cargamento de armas y municiones adquiridas por la naciente Revolución cubana.
Un día después, el 5 de marzo, en las honras fúnebres de las víctimas del vil sabotaje, el Comandante en Jefe Fidel Castro pronunció por vez primera la consigna Patria o Muerte. En medio de aquella vibrante concentración se hallaba el fotógrafo cubano Alberto Korda, quien como fotorreportero del periódico Revolución, dejaba constancia gráfica del momento histórico.
En ese ir y venir, mientras enfocaba a los personajes de la tribuna, emergió el Comandante Ernesto Che Guevara mirando a la multitud. Fue entonces, cuando en gesto rutinario pero con repentino asombro, Korda apretó el obturador de su cámara Leica y atrapó la foto del Che, que años más tarde, recorrería el mundo.
Hoja de contacto de Korda donde se observan las dos fotografías que le tomó al Che durante los funerales de las víctimas del sabotaje al vapor francés La Coubre, el 5 de marzo de 1960.
“Es increíble que esa imagen que yo hice espontáneamente se haya convertido en la imagen más reproducida en la historia de la fotografía”, afirmaba Korda, quien no sólo fue un excelente fotógrafo, sino también un hombre de su tiempo. Su mayor aporte es el tesoro visual que nos legó, su contribución a la historia y al arte contemporáneo cubano, su impronta visionaria: “No dejo grandes palacios, yates, dineros en los bancos, nada de eso, dejo una muestra de mi trabajo en mi paso por este mundo”.
Su foto del Che, titulada por él años más tarde “Guerrillero heroico”, no es su único legado, pero esa sola imagen bastaría para situarlo entre los profetas de su tiempo. Korda vio entonces lo que nadie: el rostro del futuro, la rebeldía de los pueblos, la irremediable lucha de los revolucionarios de todo el mundo por conquistar el porvenir.
Estudios KORDA, 1965. El fotógrafo exhibía entre sus fotos más selectas, la instantánea del Che, que años más tarde se convertiría en ícono de la era moderna.
Sesenta y un años han transcurrido desde entonces y Ernesto Guevara de la Serna, el Che, San Ernesto de la Higuera, el Guerrillero heroico, desanda el planeta de un sitio a otro por la grandeza de sus ideas, la magia del destino y la fuerza de aquella imagen devenida ícono de la era moderna.
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