Por: Marcelo Resende
Con el lema: “Nuestras acciones son nuestro futuro. Mejor producción, mejor nutrición, mejor medio ambiente y una vida mejor", el Día Mundial de la Alimentación 2021 hace un llamado a la transformación de los sistemas agroalimentarios para que sean más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles.
Celebrado por segunda ocasión mientras los países de todo el mundo se enfrentan a los efectos generalizados de la pandemia de COVID-19, la fecha llega justo un mes después de que sesionara la Cumbre de los Sistemas Alimentarios, cita convocada por el Secretario General de las Naciones Unidas, Sr. António Guterres, en la que se adoptó un enfoque global para la transformación de los sistemas agroalimentarios, con el fin de luchar contra la pobreza y el hambre, reducir las desigualdades y preservar el medio ambiente.
Según el último informe sobre “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo” (SOFI), el número de personas que pasan hambre ha crecido en los últimos cinco años, y ascendió a 811 millones en 2020.
La COVID-19 ha traído consigo grandes retrocesos en los avances para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2030, pues la obesidad y otras enfermedades no transmisibles se están convirtiendo en un problema creciente, mientras que unas tres mil millones de personas no pueden permitirse una dieta saludable.
Estas alarmas movilizan al mundo, ante la urgencia de replantear la forma en que se producen, almacenan, distribuyen y consumen nuestros alimentos actualmente, y hacerlas más sostenibles, para que sean capaces de alimentar a 10 000 millones de personas en 2050.
Los datos de Cuba de acuerdo con el informe SOFI 2021 apuntan a que la prevalencia de subalimentación en la población se mantiene por debajo de 2,5; mientras que por otro lado el país registra una prevalencia de obesidad en la población adulta de 24, 6 por ciento, debido al predominio de una dieta alimentaria extremamente alta en calorías, basada en el consumo de grasas, carbohidratos y azucares.
Como el resto del mundo, la isla atraviesa momentos complejos debido a la COVID-19 y su consecuente impacto en las cadenas de valor de los alimentos. En ese contexto, lidera hoy un proceso de transformación de su sistema agroalimentario, con el impulso del Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel.
Alineados por la Política Económica y Social del Partido y la Revolución y en consonancia con el Programa Nacional de Desarrollo Socioeconómico hacia el 2030 que apunta 6 ejes estratégicos, diseñados bajo un enfoque sistémico, el gobierno y la cooperación organizan acciones mediante sus programas y proyectos, para impulsar la economía y enfrentar las consecuencias económicas severas impuestas por la COVID-19.
Tres elementos clave constituyen desafíos de dicha agenda de transformaciones en la isla:
La promoción del desarrollo local, otorgando mayor poder y autonomía a los actores locales en el marco de la descentralización aprobada en la Carta Magna, lo cual busca fortalecer los insumos y arreglos instituciones locales por medio de una institucionalidad de abajo hacia arriba.
En segundo lugar, resulta un reto la necesidad de acercar la ciencia, el conocimiento y la tecnología a los agricultores, desde los cientos de órganos e Institutos de Ciencia Tecnología e Innovación.
Un tercer desafío sería el contexto de actualización del modelo económico cubano, en el marco de la aprobación de 63 medidas para potenciar la producción de alimentos, así como de la publicación del Reglamento para la creación y el funcionamiento de los polos productivos agropecuarios y forestales en el país.
Otro gran reto del país es el proceso de construcción del Modelo de Gestión del Sector Agropecuario y Forestal, una política de gran importancia como parte de la implementación de las medidas aprobadas para fortalecer la producción agropecuaria. El proceso cuenta con la asistencia técnica de expertos de las Universidades y centros de investigación en Cuba y el apoyo del Proyecto “Fortalecimiento de políticas para la seguridad alimentaria sostenible en Cuba” (POSAS), del Programa País SAS Cuba, financiado por la Unión Europea e implementado por FAO.
El nuevo modelo de gestión del sector agropecuario y forestal busca transformar el sistema empresarial y cooperativo a todos los niveles organizativos de la agricultura cubana, así como dotar de mayor autonomía a los gobiernos locales, con el propósito de lograr un incremento sostenible en la producción nacional de alimentos, mediante la implementación de políticas que garanticen la seguridad y soberanía alimentarias.
Cuba, que ha implementado un amplio número de políticas que contribuyen a garantizar la seguridad alimentaria de la población, tiene ahora en el Plan y la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional (SSAN) unos de sus mayores desafíos, como un paso importante en cumplimiento de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.
Aprobado el 22 de julio del pasado año por el Consejo de Ministros, el Plan tiene entre sus pilares fundamentales los siguientes temas estratégicos: disminuir la dependencia de las importaciones de alimentos e insumos, eliminar las pérdidas y desperdicios, consolidar los sistemas alimentarios locales, y movilizar los sistemas educacionales, de la cultura y de la comunicación, para fortalecer la educación alimentaria y nutricional. Asimismo, la Ley de SSAN será un enorme avance en el camino a fortalecer el derecho a una alimentación sana y adecuada de la población en Cuba, reconocido por los artículos 77 y 78 de la Constitución de la República, y una evidencia de la voluntad política del Estado para promover y hacer efectivo ese derecho en la isla.
Estas acciones se encuentran en correspondencia con el esfuerzo que realiza la FAO a nivel global para acompañar a los países en la transformación de sus sistemas agroalimentarios y apuestan por principios claves como la promoción de la descentralización, el fortalecimiento de la gestión y el desarrollo local, así como acercar la agricultura al conocimiento, a la ciencia, la tecnología y la innovación y promover la actualización del modelo económico.
En cooperación con la Unión Europea, los programas y fondos ambientales como Fondo Verde para el Clima y Fondo para el Medio Ambiente Mundial, la FAO trabaja en Cuba bajo las directrices y orientaciones del gobierno con múltiples contrapartes, y en el año 2021 sumó 52 millones de dólares movilizados. Esta cooperación tendrá un impacto en la introducción de nuevos módulos agroforestales en 35 mil hectáreas de tierras hoy invadidas por marabú, lo que permitirá elevar la productividad y sostenibilidad de los ecosistemas agrícolas.
Desde nuestra representación reconocemos los pasos de Cuba en camino a la transformación de sus sistemas agroalimentarios e invitamos a la población en general a asumir este Día Mundial de la Alimentación desde la esencia misma de su lema, como una oportunidad para aunar acciones de todas y todos por una mejor producción, mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor, porque “Nuestras acciones son nuestro futuro”.
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