por; Patricia Maria Guerra Soriano
Irma María Cáceres Pérez, Premio Nacional de Periodismo José Martí en el 2012, dijo en una entrevista que la Televisión nunca había estado en sus planes. Se sentía muy bien en la agencia Prensa Latina (PL), donde luego de nueve meses de mucho rigor redactando cables pasó a reportar sobre África y Medio Oriente. Con la apertura del canal Tele Rebelde le llegó la oportunidad de permanecer en Televisión definitivamente y crear la Redacción de Internacionales, asistir al nacimiento de la Revista de la mañana y fundar el noticiero Al mediodía con Julio Acanda, tras los primeros años de la década de los noventa cuando solo había quedado el Noticiero Estelar.
“Veo mi presencia en la televisión en dos partes”, escribe en un correo. Y entre esos dos fragmentos que marcan su entrada al medio están: una entrevista sobre la situación en El Líbano a su regreso como corresponsal en esa región y en comentarios tanto en el Noticiero de la Televisión Nacional (NTV) vespertino como en el Estelar.
A Irma no le gusta hablar sobre rutina laboral. En todos estos años dedicados a la Televisión si debe referirse a alguna rutina que sea, “la de acostarse muy tarde y levantarse temprano”, acompañada por la disconformidad con sus propios resultados, porque “todo podía haber sido mejor”. Con ese miedo “de tener una tarea y no llenar las expectativas” ha lidiado durante su vida, aunque eso no ha sido impedimento para “disfrutar hacer periodismo en cualquier lugar con o sin dificultades”.
La conversación de ayer en la tarde fue corta, pero su voz siempre denota cercanía. Habla de “ustedes los jóvenes”, y construye con esa sintaxis un espacio de recomendación, de ayuda, de complicidad. La convocamos a escribir algunas de sus memorias en el NTV que hoy llega a sus 60 años; no obstante, prefirió un racimo de preguntas que le permitieran centrar cada respuesta y hacer pública su satisfacción de producir el NTV Al Mediodía, “algo diferente logrado por la creatividad y unidad de un colectivo maravilloso”, también por la realización exitosa del Noticiero Infantil, “en la cual muchos no creyeron” y luego por el Juvenil del que salió “la tropa que hoy día conforman algunos de los mejores colegas con quienes contamos”.
Tantos años frente a las cámaras le hacen extraviar algunas remembranzas; sin embargo, no olvida las jornadas pintensas de transmisiones en vivo, luego las emisiones del NTV, el cierre, el retorno por la madrugada y el inicio nuevamente a las 6: 00 a.m. Tampoco deja de mencionar “la responsabilidad y complejidad que implicaban las coberturas sobre las visitas de Fidel Castro a lugares tan lejanos como China, Japón o Vietnam o los dolorosos reportes sobre la enfermedad y posterior muerte del presidente venezolano Hugo Rafael Chávez Frías”.
Al final de su recuento, Irma dice que existe “mucha diferencia” desde el punto de vista del desarrollo tecnológico del Noticiero Nacional de Televisión actual con el producido años anteriores. “No obstante-zanja- la responsabilidad, creatividad y eficiencia no cambian y mucho menos ante la agresividad y el uso que se hace con estos medios contra Cuba, con igual propósito que hace 60 años”.
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