Rogelio Polanco Fuentes
Palabras de Rogelio Polanco Fuentes, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, en la ceremonia de entrega de los Premios Nacionales de Periodismo José Martí y Juan Gualberto Gómez
(Memorial José Martí, 14 de marzo de 2022)
Miguel Díaz-Canel Bermúdez, primer secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República;
Jorge Luis Perdomo, viceprimer ministro;
Ricardo Ronquillo Bello, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba;
Dirigentes del Partido, el Gobierno, las organizaciones de masas y sociales, trabajadores de nuestra prensa;
Roberto Pérez Betancourt, Premio Nacional de Periodismo José Martí por la obra de la vida, y galardonados con el Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año 2021;
Colegas invitados al Coloquio Internacional Patria;
Compañeras y compañeros:
130 años haciendo Patria evocan e inspiran. El periódico fundado por José Martí, cuya primera edición circula nuevamente entre nosotros en su formato facsimilar, por iniciativa de la Unión de Periodistas de Cuba, atesora con iluminada vigencia las ideas del Apóstol.
Antes y ahora, Martí apela así a nuestra prensa en Patria: “Cuanto nos reúna y nos enseñe reunidos, eso es nuestro. Cuanto nos enseñe con menos fuerza de la que tenemos en la realidad, cuanto nos muestre entretenidos en el camino, mientras el enemigo refuerza sus trincheras, eso no es nuestro”.
Hoy enfrentamos otra guerra. Cuba es polígono de pruebas de una guerra de información que la OTAN, en un reciente informe, ha denominado “guerra cognitiva”. Contra nuestro pueblo se ha empleado un arsenal que impacta directamente en la psiquis de las personas, con una capacidad sin precedentes para falsificar la información y manipular a los seres humanos.
Se han incrementado las voces que advierten la coincidencia de fenómenos perniciosos en el breve tiempo de evolución de Internet y en particular de las plataformas digitales, como el efecto burbuja, la hiperconcentración mediática, la opacidad de los algoritmos y la desaparición de la confianza en los medios, fenómenos que al juntarse generan desastres de impredecibles consecuencias.
La velocidad con que todos estos procesos se desatan es inversamente proporcional a la producción teórica de la izquierda latinoamericana y mundial para poder interpretarlos. De ahí la trascendencia del Coloquio Internacional Patria, que iniciamos hoy. Vivimos de sorpresa en sorpresa, sin todavía poder aquilatar las consecuencias para los pueblos de los discursos de odio en las redes sociales, con su retórica de racismo y prejuicio social.
Aunque la guerra se produce en simultáneo en diversos frentes -el simbólico, comunicacional, mediático, medioambiental, económico, cultural-, no hay nada al azar. Hay una estrategia general para imponer un solo relato de los acontecimientos y diseños específicos para cada país, en el que actúan laboratorios y estrategas que usualmente están en Estados Unidos.
Por estos días, hemos sido testigos de una evidencia incontrastable del poder omnímodo de gobiernos, plataformas algorítmicas y empresas transnacionales para silenciar a una de las partes en el conflicto armado en Europa como si desactivaran un interruptor global.
Ello reaviva la imperiosa necesidad de gestar una auténtica soberanía tecnológica, un marco jurídico y una cooperación internacional en favor de preservar el derecho de las naciones frente a la hegemonía imperial y el nuevo reparto digital del mundo.
La dicotomía entre espacios físicos y virtuales, como si fueran excluyentes, ha dejado de existir. Un nuevo lenguaje y otras formas de pensar y organizar la acción política son imprescindibles. Como guerrilleros de la era digital, en un escenario asimétrico, tenemos que apropiarnos de los instrumentos de la llamada cuarta Revolución industrial, centrada en la big data y la inteligencia artificial. Los valores que defendemos deben ponerse también en el espacio digital en función de la Ley Primera de la República, como quería Martí: el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre.
Nuestra política de comunicación social, la de la Revolución cubana, y una inminente ley que la refrende (la cual debe ser promulgada este año como parte del cronograma legislativo), comprende que las redes son una oportunidad para fortalecer el proceso democrático y de participación del pueblo; defender el consenso en torno a la Revolución; proteger nuestros valores culturales y sociales ante la invasión hegemónica externa; posicionar nuestro proyecto social y político en un ámbito internacional convulso.
Tenemos claro que no se trata solo de disponer de medios y tecnología, sino de saber qué hacer con ellos, adiestrarnos, definir objetivos concretos y medibles, elaborar mensajes que sean cada vez más parecidos no solo a nuestras necesidades comunicativas, sino también a nuestras audiencias.
Las transformaciones de la prensa cubana en la sociedad contemporánea, donde los usuarios tienen un alto protagonismo, suponen cambiar cómo gestionamos nuestros medios, la manera en que interactuamos con las audiencias y la forma en que presentamos nuestros contenidos.
Estimular la capacitación y cambiar nuestra mentalidad en torno a las profundas transformaciones en la comunicación no es solo de máxima importancia, en un contexto donde crece la competencia, sino vital para la credibilidad de nuestro sistema de medios públicos y el posicionamiento de nuestros puntos de vistas en torno al presente y el futuro de Cuba.
Con el activismo de la UPEC y el concurso de los profesionales de la prensa, hemos iniciado un proceso para identificar proyectos innovadores de gestión editorial, económica y tecnológica en los medios cubanos que nos permitan estimular y generalizar las mejores experiencias.
La guerra que nos hace el imperialismo ha servido y sirve para organizarnos mejor. Ha demostrado que en las calles y en las redes de Cuba los revolucionarios somos mayoría. Las múltiples expresiones de respaldo en nuestras calles y redes son orgánicas, son sentidas, son tan cubanas y tan reales como las palmas.
Si alguna experiencia positiva tenemos de estos meses de batalla comunicacional contra la operación orquestada por EE.UU., es que hemos aprendido a hacer más visible nuestra realidad en las redes sociales digitales.
Para lograr ese objetivo, hemos contado también con la inestimable solidaridad de entrañables amigos de todo el mundo, quienes han enfrentado con dignidad y valentía la hostilidad de los odiadores de siempre. Algunos de esos amigos y amigas nos honran hoy con su presencia. Reciban nuestro abrazo fraterno e infinita gratitud.
Frente a la guerra genocida del bloqueo económico, comercial, financiero y político comunicacional contra Cuba, se impone desplegar nuestra resistencia creativa; apelar a la ciencia y la innovación, a multiplicidad de saberes y expertos; convocar a más democracia y participación popular, a regenerar la espiritualidad del pueblo, a lo cual nos llama permanentemente nuestro Presidente.
Los enemigos de la Revolución pretenden quebrar la voluntad humana, intoxicarnos con su desesperanza y su desaliento. Nuestras razones serán siempre aquellas por las cuales nacía Patria, según Martí: “para fomentar y proclamar la virtud, donde quiera que se la encuentre. Para juntar y amar, y para vivir en la pasión de la verdad”.
Como nos recuerda en su libro “La batalla comunicacional” el destacado investigador y profesor chileno Pedro Santander, quien nos acompaña en esta ceremonia: “la disputa en el plano simbólicodiscursivo, protagonizada y librada por nuestros máximos dirigentes políticos contra las visiones de mundo propuestas por las corporaciones mediáticas, ha sido tan importante porque es parte esencial de lo que Fidel llamaba ´la batalla de las ideas´, que puede incidir en las conciencias de millones, conciencias desde las cuales actuamos, comprendemos y hablamos el mundo”.
Para esa batalla de ideas contamos con el patrimonio excepcional del pensamiento, la vida y la obra del líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz.
Compañeros y compañeras:
En esta fecha fundacional, que renueva energías y reafirma nuestros principios, hemos galardonado a un destacado periodista cubano: Roberto Pérez Betancourt, cuya consagración de toda una vida, su talento y lealtad enaltecen.
También, hemos premiado a varios profesionales que durante 2021, frente a una dura pandemia, brillaron en su desempeño. Reciban nuestra inmensa gratitud y reconocimiento.
A los colectivos e integrantes del honroso contingente de trabajadores de la prensa cubana, nuestra más cálida felicitación junto a la certeza del triunfo de nuestras ideas, las de Patria o Muerte. ¡Venceremos!
(Tomado de pcc.cu)
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Rogelio Polanco Fuentes
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